Desde hace 3000 a. C., cuando surgió la escritura en los primeros pueblos de Babilonia; luego la aparición del alfabeto, por parte de los fenicios; la invención del papel y la tinta en China hace 2000 años, y la aparición de la imprenta gracias al invento que realizara Juan Gutemberg, en Alemania en los inicios del Renacimiento; el nacimiento de un servicio postal, durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica (1770); la primera máquina de escribir en la década de 1870; hasta hoy en día con sin fin de herramientas electrónicas y procesadores de texto y servicios de correo electrónico nos remontan a la historia de la comunicación escrita.
La comunicación entre personas es tan importante que, de hecho, existe siempre. Incluso cuando alguien no quiere comunicar, a través de su actitud, en la mayoría de los casos ya está comunicando algo, al dar la impresión de que no quiere hacerlo.
En un colectivo humano tan dinámico como la empresa, el problema de la comunicación escrita reviste una importancia decisiva.
En ocasiones, algunos empresarios se muestran extrañados, porque después de esforzarse en informar a su personal a través de notas, sobre temas de interés para ellos, no consiguen que los trabajadores se enteren o lo hacen erróneamente. En estos casos después de realizar un sencillo análisis, se puede ver que frecuentemente hay un proceso de no recepción del mensaje. El trabajador no lo lee, porque, o tiene un texto excesivamente largo, o está redactado en un estilo farragoso que dificulta la lectura, o se emplean palabras o términos que el trabajador no entiende, y en consecuencia, acostumbra a rehuir su lectura, con lo que los resultados son negativos. A veces, pregunta a algún compañero sobre su contenido, recibiendo la mayor parte de las veces una información que distorsiona el mensaje.
El trabajador sabe que hay una nota nueva en el tablón de anuncios de la fábrica, pero lo da pereza leerla, porque en situaciones anteriores, o no las ha entendido bien o le han parecido demasiado complicadas. Entonces llegan los administradores a creer que es mejor utilizar una verbal y directa con los empleados a fin de obtener mejores resultados, pero no siempre los resultados obtenidos son los mejores.
Es de donde parte nuestro interés de saber si la comunicación escrita va en declive. Actualmente con tantos movimientos de motivación y comunicación efectiva se tratan de dejar aquellas costumbres de enviar circulares, cartas o faxes y dar la información de una manera personalizada. Supliéndolos por otras técnicas de comunicación oral y frente a frente.
Pero también con los avances de la tecnología y el correo electrónico que han tenido un auge tremendo por su rapidez, flexibilidad, capacidad de enviar información como texto, imágenes, archivos, hacen que cada vez más las personas tengan que utilizar el teclado de una computadora.
Podemos concluir que la comunicación escrita no va en declive, sólo está evolucionando de las cartas y faxes altamente burocráticos a algo tan sencillo como un e-mail.
La comunicación entre personas es tan importante que, de hecho, existe siempre. Incluso cuando alguien no quiere comunicar, a través de su actitud, en la mayoría de los casos ya está comunicando algo, al dar la impresión de que no quiere hacerlo.
En un colectivo humano tan dinámico como la empresa, el problema de la comunicación escrita reviste una importancia decisiva.
En ocasiones, algunos empresarios se muestran extrañados, porque después de esforzarse en informar a su personal a través de notas, sobre temas de interés para ellos, no consiguen que los trabajadores se enteren o lo hacen erróneamente. En estos casos después de realizar un sencillo análisis, se puede ver que frecuentemente hay un proceso de no recepción del mensaje. El trabajador no lo lee, porque, o tiene un texto excesivamente largo, o está redactado en un estilo farragoso que dificulta la lectura, o se emplean palabras o términos que el trabajador no entiende, y en consecuencia, acostumbra a rehuir su lectura, con lo que los resultados son negativos. A veces, pregunta a algún compañero sobre su contenido, recibiendo la mayor parte de las veces una información que distorsiona el mensaje.
El trabajador sabe que hay una nota nueva en el tablón de anuncios de la fábrica, pero lo da pereza leerla, porque en situaciones anteriores, o no las ha entendido bien o le han parecido demasiado complicadas. Entonces llegan los administradores a creer que es mejor utilizar una verbal y directa con los empleados a fin de obtener mejores resultados, pero no siempre los resultados obtenidos son los mejores.
Es de donde parte nuestro interés de saber si la comunicación escrita va en declive. Actualmente con tantos movimientos de motivación y comunicación efectiva se tratan de dejar aquellas costumbres de enviar circulares, cartas o faxes y dar la información de una manera personalizada. Supliéndolos por otras técnicas de comunicación oral y frente a frente.
Pero también con los avances de la tecnología y el correo electrónico que han tenido un auge tremendo por su rapidez, flexibilidad, capacidad de enviar información como texto, imágenes, archivos, hacen que cada vez más las personas tengan que utilizar el teclado de una computadora.
Podemos concluir que la comunicación escrita no va en declive, sólo está evolucionando de las cartas y faxes altamente burocráticos a algo tan sencillo como un e-mail.
Por: Juan Fernando López Haro
2 comentarios:
Estoy en total acuerdo con mi compañero Fernando ya que es un medio de comunicación muy tradicional, pero aunque a la fecha existen muchas formas mas fáciles y eficaces de comunicarse dentro de una organización, lo único que sucede es que este tipo de comunicación no esta en declive, esta en evolución.
LUIS FERNANDO VALADEZ ROMO.
Tambien estoy de acuerdo con Haro, pues la comunicación escrita jamás dejara de ser útil, pues como se dice, es justamente como inicio la comunicación , por que considero al igual que Fher , que la comunicación no esta justamente en declive , sino se que transforma , pero de algo estoy seguro y es justamente que jamás será despreciada.
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